A estos esqueletos me los encontré a finales de mayo en la feria del libro infantil de Bolonia, en Italia. En una feria tan grande queda de manifiesto que el esqueleto es fuente de inspiración para muchos autores y que a través de la literatura infantil y juvenil se puede ir familiarizando a los más pequeños con la muerte. A los niños también hay que enseñarles de buenas maneras que no van a estar aquí toda la vida y educarlos para que asimilen el día final como algo cercano e inevitable que como mucho nos debería de motivar a llevar una vida como mínimo divertida. Ya que no podemos acabar con la muerte por lo menos dejar que a través de la ficción, su concepto nos divierta, nos emocione e incluso nos haga reir.
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